martes, 27 de noviembre de 2012

Capítulo 54.

[ NARRA PAM]

Estaban siendo las mejores semanas de mi vida. Disfrutaba cada una de las cosas que hacía pero lo más agradable era sin duda, la compañía. Los chicos se portaban muy bien conmigo. En el hotel donde nos estuvimos alojando durante este mes, yo era como la princesita del lugar, todos se portaban como unos caballeros conmigo. Quizás porque yo era la única chica de la casa ya que Eleanor no había podido acompañar a Louis en este viaje porque estaba en Manchester estudiando y Danielle... bueno Danielle es otra historia. El caso es que me sentía muy a gusto con ello. Incluso podría llegar a decir que mucho más que cuando estábamos en el bungalow. Además tenía mucha más confianza con todos ellos.
Niall y yo sólo nos separábamos cuando él tenía alguna entrevista o algo que hacer relacionado con su carrera. Ya no pensaba en absoluto en Ian. En mis pensamientos solo estaba un Irlandés que me conquistaba y conseguía enamorarme día tras día.
- ¿Se puede? - Harry entró en mi habitación interrumpiendo mis pensamientos
- Claro, pasa. - Se sentó al borde de la cama.- Dime - Le miré atenta.
- Verás Pam, ¿has llamado a April desde que nos vinimos a España? - Me preguntó incómodo.
- Emm... la verdad es que no. - Recordé. - ¿Por qué? ¿Le ha pasado algo?
- No, no, no, tranquila. Tan sólo es que me gustaría que la llamaras de vez en cuando.
- ¿Harry, seguro que no pasó nada? - Pregunté nerviosa.
- No Pam pero ella te echa de menos. La última vez que hablé con ella, fue hace dos semanas y todos se pusieron al teléfono para saber como estaba y April preguntó por ti y por Niall y vosotros no estabais y noté un poco de desilusión por parte de ella. Creo que si la llamas y habláis, April se alegrará mucho. Además seguro que habrá muchas cosas que quiere compartir contigo. Sobretodo ahora que tú no estás allí.
- Tienes toda la razón, Harry. - Me quedé unos segundos pensando. - Que mala amiga soy.
- Eso no es cierto, Pammy. No quiero que te sientas culpable, yo sólo te lo he dicho para que te des cuenta de que April sigue con su vida normal e imagino que no es fácil para ella no tenerme a mi y muchísimo menos, no tenerte a ti.- Me sonrió.
- Eres el perfecto novio para ella. - Le halagué yo.
- Vas a hacer que me ruborice.- Comenzó a reír él.
- Hablo en serio, ricitos.
- Gracias. - Volvió a sonreír. - ¿Sabes que?
- ¿Qué? - Pregunté curiosa.
- Le voy a hacer una sorpresa a April.
Insistí bastante para que me dijera que clase de sorpresa le haría a mi amiga pero él no soltó prenda.

[NARRA APRIL]

- MIERDA! - Grité con voz de recién levantada al mirar la hora que era.
- SI TE DAS PRISA TE DEJO EN LA PUERTA DEL COLEGIO DE CAMINO A MI TRABAJO.- Gritó mi madre desde abajo.
- NO, GRACIAS.
Seguía haciéndome la dura ante mis padres. No por orgullo. Yo no soy muy orgullosa, sólo era para que se dieran cuenta de que mi relación con Harry iba totalmente en serio.
Me duché y me puse el nuevo uniforme lo más rápido que pude. Fui hasta el instituto corriendo ya que mi coche estaba en el taller arreglándose.


Justo a tiempo entre por la puerta principal. Aunque no pasé desapercibida por el conserje, que me sonrió y me aconsejó que me apurara o la profesora no me dejaría entrar en clase. Subí las dos plantas y me dirigí mi aula.
- ¿Se puede? - Pregunté agitada, después de dar dos pequeños golpes.
- Señorita Ross.
- Siento haber llegado tarde.-  Me disculpé sentándome en mi asiento.
- ¿Quién le ha dicho que pueda sentarse? - Dijo la profesora Lemark.
- ¿Disculpe? - Creí no haberla entendido bien.
- ¿A parte de llegar tarde, tiene problema auditivos? - Habló con tono de superioridad.
- No he entendido bien lo que ha dicho, por eso he preguntado.- Respondí aún agitada por la carrera que  había tenido que hacer.
- Verá Señorita Ross, ha llegado tres minutos tarde, y ya sabe de otros años que yo no permito que nadie entre en mi clase después de haber cerrado la puerta.- Me quedé mirando, esperando a que prosiguiera porque no entendía cual era la finalidad. - Por favor, salga y espere para entrar a la siguiente hora.
- ¿Qué? - Mi cara cambió por completo y mi actitud también.- ¿Por tres minutos tarde me perderé toda la clase?
- Así es.- Contestó firme.- Hágame el favor y salga.
- Está bien. - Dije resoplando.
- Espere un momento. - Dijo mi tutora justo cuando estaba a punto de salir por la puerta. - Su examen, ahí tiene su maravillosa nota. - Sonrío satisfecha.
- ¿Suspenso? - Pregunté asombrada.
- Deberá aplicarse más en mi asignatura y déjeme darle un consejo: Llegando tarde a mi clase, no hará más que bajar esa nota.
Salí de la clase sin decir una palabra y me senté fuera, en el pasillo.
- Un maldito insuficiente. - Repetía una y otra vez para mis adentros.- Encima de suspenderme y ponerme una C enorme para que me quedara claro que había suspendido, me hace perder toda la clase por retrasarme tan sólo tres minutos. Es increíble.
En cuanto sonó el timbre, la profesora salió con prisa del aula.
- Si no tiene nada que reclamar, me llevo el examen.- Dijo ésta sacándomelo de las manos sin dejarme pronunciar ni una palabra.

- La que llega tarde.- Rió mi compañero de mesa.
- George, no estoy para bromas.- Dije con cara de pocos amigos.
- ¿Qué sacaste en el examen? - Intentó cambiar de tema.
- Vas de mal en peor. Insuficiente.

- Siéntense en sus asientos que ya llegué. - Anunció el profesor de lengua castellana y literatura como si ninguno lo hubiéramos visto.- Hasta que no se callen, no les daré los resultados de las pruebas.
En ese momento mucho se callaron aunque yo seguía maldiciendo a la profesora de economía.
- Señorita Ross, ¿no quiere saber su nota? - Me preguntó al ver que hablaba por lo bajo.
- Sí, perdone.
- Aquí tiene. - Dijo poniendo el examen sobre mi mesa.

- ¡Muy bien April!
- Gracias George. - Sonreí al ver que había sacado un sobresaliente.- Al menos una que apruebo.
- Venga ya, seguro que no te fue tan mal en el resto.- Miré hacia abajo y le dejé mi agenda para que viera las notas.

NOTAS

Lengua castellana y literatura : A+
Inglés: B
Economía: C
Matemáticas: A
Geografía: B
Historia: A
Filosofía: B+
Historia del Arte: A+
Gimnasia: B+

Optativas :
Francés: B+
Mitología Griega: A

- Eres una exagera, creía que tenías más suspensas.- Respondió George al verlas
- Como se nota que no conoces a mi madre.- Reí yo.
- ¿Qué le pasa?
- A ella no le valen estas notas. Es decir, yo nunca había bajado del notable y mira ahora hasta he suspendido economía.- Sonó el timbre que anunciaba el primer recreo.- Ya veré que le digo- Le comenté cogiendo la mandarina para comer y salí al patio.

Lo cierto es que me sentía muy sola. Evelyn, Lucy y Caroline ya no estaban conmigo. Me sentaba mal pensar que el año pasado eramos las cuatro inseparables. Eran mi grupo de amigas. Con ellas pasaba todos los recreos  porque Pam los pasaba con Ian y habíamos salido muchas noches juntas. Supongo que este verano estuve muy desaparecida  ya que lo pasé con Harry y los demás. Quizás les pareció mal que no les contara "mi verano de ensueño acompañada de los integrantes de la banda de chicos más famosa y popular  del momento" . No lo sé pero tampoco es razón para dejarme de lado. Estaba a punto de acercarme a ellas cuando vi que se había integrado al grupo tres chicos. Uno de ellos era George y otro Frederic. Al ver a éste último decidí pasar el recreo sola. Siempre que me acercaba a él tenía problemas con Harry y no quería eso.

Después de las cuatro hora restantes de clase me fui a casa, aliviada de tener unos días libre, sin ningún tipo de examen. Aunque claro teniendo en cuanta que estoy en el último e infernal año de instituto los "supuestos días libres" quieren decir "días de estudiar para los exámenes de dentro de unas semana". Tanto estudiar me estaba volviendo loca. Lo que más me molesta es pasarme los días encerrada en casa, estudiando y sacar las notas que saco.
Al llegar a casa no había nadie. Mi padre y mi hermana, como siempre, uno trabajando y la otra estudiando en Oxford. Y mi madre hoy también había vuelto al trabajo. Eso significaba que mi rutina de comer y estar sola hasta las cinco de la tarde comenzaba una vez más.
Abrí la nevera en busca de algo para cocinar mientras cogía el teléfono para llamar a mi madre. Siempre prefería contarle las notas sin tenerla delante ya que así, no podría ver la cara de decepción y no me sentiría peor de lo que estaba.
- ¿Cómo es posible que tu rendimiento  sea tan bajo April?- Dijo ella con  mala voz.
- Ya, mamá...- Respondí sin saber muy bien como expresarme.
- Cuando llegue a casa, hablaremos.- Colgó.

- ¡ Qué bien! Me tocará aguantar a mi madre después de su primer día de trabajo "post vacaciones" y  sabiendo mis notas. - Dije irónicamente en voz alta ya que nadie podía escucharme.
- Pues ya sabes, tienes que tener paciencia.
- ¡AHHHHHHHHHHH!- Grité al recibir contestación.- No sé lo que quieres pero no me hagas daño, puedes llevarte todo lo que quieras. - Dije escondiéndome detrás de la nevera, aún abierta, y con voz temblorosa.
- Sólo vine a darle una sorpresa a mi novia.- La cabeza de Harry apareció por encima de la puerta de la nevera.
- HARRY!- Volví a gritar llenándolo de besos
- HOLA CARIÑO! - Gritó para imitarme sin dejar de sonreír mientras respondía cada uno de mis besos.
- ¿ Y tú aquí? - Le pregunté apartándome un poco para dejarle respirar pero sin soltarle de la mano.
- Te echaba mucho de menos y nos dieron hoy y mañana por la mañana libre, por lo que decidí que no tenía algo mejor que hacer que verte.
- ¡Qué alegría! - Volví a abrazarlo.- ¿Cuánto tiempo tienes?
- Tan sólo unas horas.- Puso cara triste.
- Pues vamos a tener que aprovecharlas bien.- Le sonreí.
- ¿Qué se te ocurre?
Le atraje hacia mi. Acerqué mi nariz a su cuello y respiré su olor, ese que tanto me gustaba. Me puse sobre las puntas de mis pies y alcancé sus labios, uniéndonos así en un beso que desprendía amor, dulzura y sobretodo, añoranza.
- Ejem, ejem.
- Señora Ross.-  Harry emitió un sonido grueso y tímido proveniente de su garganta .
- Harry, un placer volver a verte.- Respondió mi madre complacida por haber interrumpido lo que sucedería a continuación.
- Vamos a mi habitación. - Miré a mi novio e hice caso omiso a mi madre.
- Recuerda que tenemos una conversación pendiente.- Dijo mi madre mientra ambos subíamos las escaleras, directos a mi cuarto.




No os imagináis lo feliz que me hace ver comentarios vuestros y saber que tengo lectores nuevos. Muchísimas gracias por dejarme saber vuestras opiniones y me alegra un montón saber que os está gustando mi novela. Sois increíbles. HUGE LOVE.


















martes, 13 de noviembre de 2012

Capítulo 53.

[NARRA PAM]


Y ahí estaba yo. Pam Evans. En un avión, de camino a España, acompañada de mi novio, Niall y los integrantes de la banda más famosa del momento, que ahora eran mis amigos.
Niall se había quedado dormido tan sólo al comienzo del viaje. Me levanté y fui junto Harry.
- Hey! - Saludó él.
- No hace falta que me sonrías, Harry. Sé que estás mal porque April no puede estar aquí.- Respondí por su esfuerzo.
- Yo siempre digo que, a pesar de los problemas hay que sonreír.
- Son tres meses, se pasaran rápido. - Intenté animarle.
- Lo sé.
- Yo también la voy a echar mucho de menos, además ni siquiera pude despedirme de ella...- Dije triste.
- No se lo tengas en cuenta, Pammy. A ella no le gustan las despedidas y ya le costó mucho despedirse de mi.
- Ya. - Me quedé pensativa.- Me has dicho Pammy.- Sonreí.
- Sí, ¿ hay confianza, o no? - Río él, despeinándome.
- Claro que la hay! - Le sonreí yo, volviéndome a poner el pelo bien.
- ¿Sabes? Intentó escaparse de casa para venir.
- ¿Qué dices? April y sus locuras...- Reí yo.
- Ni que lo digas! Además llevaba una mochila con ropa y tan sólo un paquete de galletas Oreo, como si eso le fuera a quitar el hambre en algún momento.

Harry y yo no paramos de reír, mientras él me contaba las aventuras de mi amiga. Fue un viaje agradable y en cuanto nos dimos cuenta ya estábamos en Madrid.

- ¿Lista para la locura de las fans? - Sontió Harry.
- Eso espero.


[NARRA APRIL]


Había pasado una semana y media desde que ellos se habían ido. Durante todos esos días no le había dirigido la palabra a ninguno de mis padres. Bueno, en realidad, sí. Pero sólo para lo mínimo y necesario. Me limitaba a  levantarme, comer, ir a mi habitación, cenar y volver a mi habitación.
Esa noche, después de la cena, subí hasta mi cuarto y sonó mi móvil.
- HARRY! - Grité eufórica al reconocer el número.
- Hola, cariño.
- ¿Por qué tardaste tanto en llamarme? Dios, no sabes cuánto te echo de menos!
- Lo siento, es que estuvimos muy ocupados. Intentaré llamarte más a menudo.
- Por favor! - Le pedí. - ¿ Y qué tal todo por España?
- Pues bien aunque sería mejor si estuvieras aquí...
- Dímelo a mi.
- ¿Y tú qué? ¿Nerviosa por mañana? - Preguntó él, al cual también se le notaba nervioso.
- Anda no me lo recuerdes. Sólo de pensar que mañana empiezo las clases.... UF!
- Bueno, tranquila que todo saldrá bien. -Escuché como Zayn llamaba, a lo lejos, a Harry.
- ¿Tienes que irte, verdad?
- Sí. Pero mañana te llamo para ver como te fue en tu primer día. Te amo pequeña.
- Manda un saludo a todos de mi parte. Yo también te amo. - Suspiré - Échame de menos.
- Siempre.

Me desperté sin ganas de levantarme pero mi madre ya estaba llamándome para que fuera a desayunar. Como si el edredón pesara una tonelada, me lo saqué de encima y bajé.
- ¿Preparada para hoy? - Preguntó mi madre.
- ¿Alguna vez estuve preparada yo para el primer día de clase?
- April, te estoy hablando bien. Tus amigos ya se fueron hace tiempo, cambia esa actitud de dura, por favor.- y tras decir esto, se fue a la cocina.
En cuanto me terminé el desayuno y metí la taza en el lavavajillas, fui directa a la ducha. Mientras el agua caía sobre mi cuerpo no paraba de pensar en que hoy tenía que empezar segundo de bachillerato, que iba a ser un curso difícil, que ya no iría caminando hasta el colegio con Pam ya que ella estaba en España, con Niall, Zayn, Liam, Louis y mi Harry.
Me vestí y me maquillé muy poco, intentado tapar la cara de muerta que tenía pero al mirar la hora me di cuenta de que era tardísimo y que tendría que echar a correr si quería llegar a tiempo. Mi instituto es el típico que  si no llegas a la hora exacta no te dejan entrar, ya que la puntualidad es super importante.
- April, no corras, te llevo en coche.
- Déjalo mamá, prefiero ir caminando. - Respondí ya que no quería que me hiciera ningún favor.
- Pues más te vale no llegar tarde el primer día.- Salí de allí dando un portazo.

Un minuto antes de que cerraran la puerta principal, conseguí meter un pie y entrar. Fui directa al paraninfo, ya que ahí, era donde cada año la directora daba el discurso.

Como era de esperar todos se me quedaron mirando. Noté como mis mejillas se acaloraban y comencé a darle a la carpeta que llevaba en la mano pequeños golpes con el bolígrafo que tenía entre los dedos debido a los nervios. Me senté y escuché atenta el discurso.
- ¡Atención!
La voz fuerte y retumbante quebró el bullicio y lo redujo al silencio. La señora Bordeaux, la directora, había subido al estrado.
Era una mujer alta, con media melena de color rubio dorado. Llevaba una blusa de puntilla que se cerraba con un broche plateado en su cuello. Estaba muy seria y parecía severa. Aunque si consideráramos que severidad es sinónimo a belleza, sin duda no habría nadie más atractivo que ella. En mis años anteriores, jamás la había visto. Al parecer tenía mucho poder ya que acababa de llegar nueva y ya la había proclamado directora.
- Bienvenidos. - Dijo con voz firme, acento francés y abriendo las manos en forma de acogida.- Algunos de ustedes ya conocen al profesorado y otros no. Sé que ninguno me conoce a mi. Pero será un placer ir conociéndoles poco a poco a lo largo de este año. Todos tenemos mucho que aprender los unos de los otros y estoy segura de que nos trataremos con respeto. Ya saben que es una año importante. Su último año en esta institución. Su último año de instituto. Así que no esperen que se les trate como niños, porque eso no sucederá. Aquí han venido para aprender. Pero no sólo sobre geometría, economía o lengua. Sino a manejarse como adultos, y así es como se espera que se comporten. Sin embargo, no significa que este instituto carezca de normas.
Comenzó a decir cada una de las respectivas normas. Parecía más una cárcel que un instituto. No comentó nada sobre las repercusiones en el caso de saltarse alguna de ellas.
- Por último y no por eso menos importante.- Continuó diciendo.- A partir de mañana tendrán que llevar uniforme. Ahora pueden irse a sus clases con sus tutores. Ellos les hablarán de como será el curso, de lo que necesitan y les entregaran una carta para sus padres.

Nos levantamos, prácticamente todos a la vez. Parecía que quisiéramos huir. Y no me extrañaba, normas nuevas, castigos nuevos, directora nueva y para colmo, uniforme.
La profesora de economía, nos acompañó a nuestra clase. El aula 17. En cuanto cerró la puerta y nos empezó a sentar por orden de lista, me di cuenta de que también sería nuestra tutora.
- April Ross, tercera fila. - Dijo señalando la mesa que daba a la ventana.- Y su compañero será, George Shelley.
Una vez acabó de sentar a todos los alumnos, la señorita Lemark comenzó a dar su discurso como tutora.
- ¿Contamos las veces que dice la palabra selectividad?- Rió mi compañero de mesa, al cual miré confundida. - George Shelley. - Estiró una de sus manos por debajo de la mesa a modo de saludo.
- April. - Estreché su mano.- ¿Eres nuevo?
- Sí. - Respondió sonriente.
- ¿Te gusta el instituto? - Le pregunté.
- Si te refieres a si me parece bonito, sí. Aquí pasaremos mucho más tiempo que en nuestras casas, es acogedor.
- ¿Acogedor? Diría muchas cosas de este colegio excepto ese adjetivo.
- Bueno, si no te gusta, piénsalo de este modo: Cuando más estudies, antes podrás irte de aquí. Además solo nos queda un año, no hay porque estresarse.
- Ya, bueno.- Miré hacia delante y seguí fingiendo que escuchaba a la profesora, mientra, en realidad, pensaba en lo fácil que me hubiera resultado este día si Harry estuviera conmigo.

 `
Por fin sonó el timbre de las 14.30. Lo que significaba que era hora de irse a casa, al fin.  En cuanto llegué le di a mi madre la nota que la tutora nos había dado a todos. De camino a casa la había leído. Tan sólo era el discurso de la nueva directora.
- ¿Qué tal te fue en tu primer día de clase? - Preguntó mi madre con interés.
- Bien.- Dije yo, subiendo a mi habitación.
Mientras decoraba la portada de cada una de mis libretas mi móvil sonó.
- Hola?
- APRIL, MI AMOR, PEQUEÑA STYLES.- Los gritos al otro lado del teléfono poco me dejaban entender que decían, aunque distinguí alguna palabra. - Dejadme hablar a mi. - Decía uno. - No, yo que soy su novio.- Escuché a Harry. - Pero tu hablaste ayer con ella, nos toca!- Dijo Liam.
- Hola, pequeña Styles. - Habló Louis.
- HOLA! - Dije feliz, casi llorando de la emoción.- Como estás? Como estáis todos?
- Hola A! 
- ZAYN! ¿Qué tal estáis? - Todo era un caos pero yo al escuchar todas sus voces era feliz.
- Cariño, vamos a poner el altavoz así podemos hablar todos. - Dijo Harry tomando el control.
- Chicos, que alegría. ¿Qué tal todo por España?
- Muy bien. - Dijeron al unísono.- ¿Qué tal tu primer día? - Preguntaron Liam y Harry a la vez.
- Bien, aunque odio el colegio.- Reí yo.- ¿ Dónde están Pam y Niall? Es que no les escucho y tengo ganas de hablar con ellos, sobre todo con Pammy.
Al otro lado, se hizo un silencio.
- Salieron a dar una vuelta. - Respondió mi novio. 
- Ah! - Dije triste. Desde que Pam se había ido no había vuelto a saber de ella. 
- ¿ No te conformas con nosotros? - Rió Louis.
- Claro que sí Boo.
- ¿Qué tal vosotros, chicos? Os echo mucho de menos a todos.
- Y nosotros a ti, tonta. - Habló Zayn. - Pues muchas fans y entrevistas.
- Y chicas guapas. - Añadió Harry riendo para meterse conmigo.
- Así que, ¿chicas guapas eh? Pues nada, nada. Quédate con alguna de ellas.- Reí yo.
- Nop. - Respondió él.-  Ninguna me interesa. Ninguna es como tú.
- OHHHHHHHHHHH! - Oí como los demás decían eso en tono romántico.
- Tenemos que colgar. - Dijo Liam.- TE QUEREMOS! - Dijeron juntos. -TE AMO!- Gritó Harry al fondo.- Siempre dando la nota.- Oí como Louis le echaba la bronca  a mi novio antes de colgar.

sábado, 3 de noviembre de 2012

Capítulo 52.

[SIGUE NARRANDO APRIL]


- A CEEEEEEENAR! - Gritó mi madre desde abajo.
- Anda vamos a cenar.
- No, espera  Harry. Primero dime eso que tienes que decirme.- Pero él ya me había agarrado de la mano, llevándome hacia el comedor.
Como era de esperar mi madre había hecho comida como para veinte personas. Me alegraba que contara con Harry para cenar pero tampoco hacía falta pasarse.
- Arroz con pollo, ¡qué rico!- Exclamó mi novio.
- Ojalá a April le gustara tanto esta comida. - Dijo mi madre.
- No te gusta? - Me preguntó Harry.
- A ver no es mi comida preferida pero tampoco me disgusta.
- Pues tu madre es una gran cocinera.- Sonrió él a mi madre.- Una pregunta, ¿cuándo llega el Señor Ross?- Añadió él, lo cual me sorprendió.
- Hoy no llega hasta tarde. Tiene mucho trabajo y tiene que quedarse en la oficina.¿Por qué? ¿Hay algún problema, Harry?
- Vera Señora Ross...
- Puedes llamarme Katherine, ya te lo he dicho.- Sonrió mi madre.
- Pues hay algo de lo que me gustaría hablarles, Katherine.- Miré atenta hacia él, impaciente y nerviosa por lo que diría.- Bien, ante todo debería saber que su hija no sabe de lo que estoy hablando y que bueno...- Harry tomo un poco de aire antes de proseguir.- Dentro de dos días los chicos y yo tenemos que irnos. Nos han preparado algunas entrevistas en España porque en unos meses comenzaremos el Tour por Europa.
- Qué? - Articulé yo una vez que reaccioné a lo que había dicho. Mi pierna comenzó a temblar. Es algo que siempre me pasa, un impulso nervioso. Harry cogió mi mano intentando tranquilizarme pero mi pierna golpeaba cada vez más  rápido.- ¿Te vas a ir? No entiendo nada.
- April, tengo que irme. Me dedico a esto. A cantar y a viajar. Es mi vida.
Las lágrimas se asomaron a mis ojos pero con fuerza las mantenía en su sitio para que no se me cayeran.
- Katherine sé que lo que le diré a continuación tendrá que hablarlo con su marido. He pensado en que April viniera conmigo.- Comencé a ver algo de luz en este túnel sin salida en el que creí que estaría metida.- Como bien dije, cantar es mi vida. Pero su hija forma parte de ella y no puedo estar sin April y tampoco puedo negarme a ir ya que es mi carrera. Quizás le parecerá una locura, sé que su hija comienza en una semana las clases pero yo podría buscarle una institución buena a la que asistir y así podría venirse conmigo...
- Harry, con todo respeto...- El tono de mi madre no sonaba bien.- ¿Estás escuchando lo que estás diciendo?
- Sí.- Contestó, seguro.
- Pero, ¿en qué demonios estás pensando?
- ¡Mamá! - Exclamé yo al oír la manera en la que le acababa de hablar a mi novio.
- Harry, será mejor que te vayas.- Dijo ella.
- No, él no se va. - Elevé mi tono de voz.
- Sí, esta es mi casa y yo decido.
- April, no pasa nada, yo me voy, mañana hablamos. - Me dio un beso en la mejilla y me susurró que no discutiera con mi madre.

- Se puede saber en que estás pensando, tú? - La fulminé con la mirada.
- ¿Con quién te crees que estás hablando? Yo no soy ninguna amiguita tuya, soy tu madre, te guste o no.
- Y él es mi novio, faltarle el respeto a él, es faltármelo a mi, te guste o no. - Sonó el teléfono y me levanté a congerlo.

Subí a mi habitación a hablar en privado. Era Pam.
- Me voy a España! - Exclamó ella feliz.- Imagina lo perfecto que va a ser todo. Tú, yo y los chicos por Europa. Podremos conocer Italia, París y muchos sitios más que siempre hemos querido y...
-Aún no sé si podré ir, Pam. - La interrumpí
- Seguro que te dejan. Me dejaron a mi. Tú que llevas meses con Harry tienes más posibilidades.- Se la veía tan ilusionada.
- Qué les has dicho a tus padres para que te dejaran?
- Que aprendería mucho más y que cogería mucha más cultura.
- Ah...- No tenía muchas ganas de hablar.- ¿Y lo de la foto? ¿La revista y eso?
- Al principio me sorprendió verme en una foto y me molestó pero en cuanto mis padres me dijeron que me dejaban ir con Niall, fue como si los demás problemas desaparecieran.- Notaba un tono de nerviosismo y felicidad al mismo tiempo en su voz.
- Pam, tengo que colgar, mi padre acaba de llegar a casa.
- Vale, mucha suerte. Ya verás como te dejaran.

Mi padre comenzó a gritar mi nombre. Bajé las escaleras, más lento de lo normal. Quizás por hacerme la "rebelde" ante mis padres, quizás por miedo a lo que me esperaba.
- ¿Qué se supone que pasa? - Preguntó él. Al parecer venía de mal genio.
- Nada. - Mentí.
- Su novio quiere que le acompañe a España. - Mi madre siempre tenía que meter la pata.
- Y que le has dicho Katherine? - Preguntó mi padre sin levantar la vista del plato de comida.
- Si estás pidiendo mi opinión, sin duda, que no vaya.
- Bien, yo opino lo mismo. - Contestó mi padre.
- ¿Por qué? - Pedí una explicación.
- ¿ Te crees que sabes mucho sobre el amor, verdad? Pero April, no tienes ni idea.
- Pero que sabrás de lo que tengo idea o no.- Grité yo irritada.
- April, tu única obligación es estudiar y punto. ¿Te queda claro? - Añadió mi padre.
- Los padres de Pam la dejan ir.
- Pues es una pena que no seamos ellos.- Dijo mi madre.
- ¿ No podéis entender que le quiero?
- Mira April Ross, hoy tuve mucho trabajo y acabo de llegar a casa. Lo último que quiero es que me vengas con tonterías. Al único sitio al que vas a ir es a tu habitación y castigada sin salir una semana.
- ¿Castigada? ¿Por qué? - Volví a gritar yo, llorando.
- Por que lo digo yo.
- ¿Quién os creéis que sois? - Dije yo sin pensar.
- Perdón? - Preguntó mi padre.- Desaparece de mi vista, April Ross.


Los días siguientes me quedé en casa, encerrada en mi habitación. No había comido mucho y no le hablaba a mis padres. Me había sonado muchas veces el móvil pero no atendía. Solo pensaba que Harry se iría y que yo no  podría acompañarle. Alguien tocó el timbre y aunque mi madre me pidió que abriera la puerta, no le hice caso y seguí acostada sobre mi cama. Cerré los ojos intentando no pensar en nada.
Comenzaron a acariciarme las mejillas y a secarme las lagrimas que me caían sobre la cara. Noté la colonia y reconocí el tacto de esa piel.
- ¿Harry? - Abrí los ojos.
- Cariño, ¿estás bien?
- Harry no puedo ir.- Él se acostó s mi lado y me abrazó fuerte.- No puedo ir. Tu te vas y yo no puedo. No puedo ir contigo.- Dije entre sollozos.
- Supuse que no podrías venir porque no respondías a ninguna de mis llamadas ni a las de Pam.- Dijo él en cuanto me tranquilicé un poco.
- ¿Has venido a despedirte, verdad?
- Sí, en cinco horas sale el avión pero tenemos que estar una hora antes en el aeropuerto de Manchester y aún tengo que hacer la maleta ...
- No te enamores de ninguna española.- Intenté sonreír pero mis lágrimas no paraban de manchar su camiseta.
- Tu eres perfecta para mi.- Respondió él, besándome en la frente.
- Y si te llegaras a enamorar de alguna, avísame antes de que me entere por una revista.- Continué bromeando para no pensar en que esa mismo noche se iría.
- April, escúchame, todo, absolutamente todo lo que tiene que ver contigo me gusta. Cada vez que miras hacia otro lado y rehuyes mi mirada porque algo te da vergüenza. Cuando una de tus piernas comienza a temblar porque algo te puso nerviosa. Me encanta verte dormir y despertarme a tu lado. Cada vez que me dices te amo. Y podría seguir diciéndote millones de cosas pero resumiendo April Ross todo de ti, me encanta, me enamora.- Harry se levantó y se puso la chaqueta que había dejado a los pies de la cama. Era el momento. El horrible momento de la despedida.
Me quedé mirándole a unos pocos metros de él.
- Anda ven aquí, mi amor.- Extendió una mano y se la agarré con fuerza.
- Te amo.- Le besé. Fue un beso cariñoso, dulce y, al mismo tiempo, triste. Lleno de melancolía.
- Te amo.- Me susurró ahora él al oído y sin mirar atrás salió de mi habitación.
Me quedé ahí, en medio de mi habitación, quieta. Me dejé caer hasta el suelo y recogiendo mis piernas con los brazos para cubrirme la cara, lloré desconsoladamente.

Escuché que mis padres cerraban la puerta de su cuarto, iban a dormir. En ese momento, y después de unas cuantas horas en el suelo, miré el reloj. Quedaban tres horas para que Harry y el resto se fueran a España. Ante tal pensamiento, reaccioné. Cogí mi mochila,  puse dos camisetas, un pantalón, ropa interior,una manta y un paquete de galletas. Cogí las llaves de casa y salí. Parecía que  todos estaban dormidos, lo que significaba que nadie podría detenerme. Abrí la puerta, intentando hacer el menos ruido posible y respiré libertad. Comencé a caminar. Eran las once de la noche, hacía frío y había mucha niebla, lo cual me impedía ver mucho más allá. Iba andando hacia The Rowley Park cuando noté que alguien se aproximaba detrás de mi. Miré hacia atrás. Era un chico al que no conseguía distinguirle la cara debido a la niebla. Retrocedí unos pasos, tropecé con una rama y caí al suelo. Me levanté lo más rápido que pude pero noté como esa persona se acercaba más a mi. Por un instante los dos nos quedamos inmóviles, tanto como el aire a nuestro alrededor, que prometía lluvia.
De pronto un miedo se apoderó de mi. El chico reduce la distancia dando dos pasos largos. ¿Qué pretende?me pregunto para mis adentros. El corazón me late con fuerza, me recogí el pelo para echar a correr sin que ningún mechón tapara mi escapatoria. Intento dar un paso, pero me tiemblan las piernas. Debo moverme, pero no puedo. Siento un cosquilleo extraño en los dedos, me recorre los brazos y se expande por todo el cuerpo. Una presión horrible me corta la respiración, un enorme peso bajo el que me flanquean las rodillas. Él dio un paso más al frente y pude al fin, reconocer sus rizos.
Las palabras quedan atrapadas dentro de mi. Intento mover los labios pero solo sale un grito ahogado.
- ¡April! - Dijo él abrazándome.- ¿Qué haces aquí? ¿A estás horas y tú sola? ¡Dios mio! Estás helada.- Puso su abrigo sobre mis hombros.
La presión aumentaba y lágrimas, más y más lágrimas caían sobre mi rostro.
- Harry por favor no te vayas, no quiero que te vayas.- Me cogió de la mano y me llevó hasta un banco del parque. Sacó la mochila de mi espalda y me colocó sobre su regazo.
- Se pasará rápido, ya lo verás, pronto estaré de vuelta.- Me dijo.- Pero por favor, en mi ausencia no hagas locuras y ante todo no te escapes de casa, por favor.- Su cara era de preocupación.
- Creí que si mi padres se despertarían y se darían cuenta de que no estoy en casa, por fin comprenderían que te quiero y que lo nuestro va en serio. Saldrían a buscarme y, vale, se enfadarían por haberles asustado, pero lo acabarían entendiendo y luego dejarían que me fuera contigo a España.
- Pero si estabas muy asustada cuando te encontré.
- ¿Y el vuelo? - Pregunté yo creyendo que quizás no iría.
- Sale en dos horas pero volví para despedirme de nuevo.- Sin querer hablar más de ese tema para aprovechar esos poco minutos, puse mi nariz en su cuello y le di pequeños besos hasta llegar a su comisura. Sus labios y los míos estaban a pocos centímetros. Noté las respiraciones de ambos entrecortadas. La culpa en parte la tenía el frío que hacía esa noche. Él entreabrió su boca. Yo hice lo mismo y con un leve empujón de su mano apoyada en mi cintura, nos unimos en un intenso beso. - Cariño, será mejor que volvamos a tu casa. - Dijo interrumpiendo ese momento y provocando que yo volviera a la realidad.
Me acompaño  y de camino hizo bromas acerca de lo que llevaba en la mochila y de "mi intento de fuga". Ya estábamos a pocos pasos de la puerta y ahí, Harry comenzó a cantarme.



- Te voy a echar mucho de menos, Harry.
- Y yo, pequeña.- Dijo con sus ojos llorosos.