sábado, 3 de noviembre de 2012

Capítulo 52.

[SIGUE NARRANDO APRIL]


- A CEEEEEEENAR! - Gritó mi madre desde abajo.
- Anda vamos a cenar.
- No, espera  Harry. Primero dime eso que tienes que decirme.- Pero él ya me había agarrado de la mano, llevándome hacia el comedor.
Como era de esperar mi madre había hecho comida como para veinte personas. Me alegraba que contara con Harry para cenar pero tampoco hacía falta pasarse.
- Arroz con pollo, ¡qué rico!- Exclamó mi novio.
- Ojalá a April le gustara tanto esta comida. - Dijo mi madre.
- No te gusta? - Me preguntó Harry.
- A ver no es mi comida preferida pero tampoco me disgusta.
- Pues tu madre es una gran cocinera.- Sonrió él a mi madre.- Una pregunta, ¿cuándo llega el Señor Ross?- Añadió él, lo cual me sorprendió.
- Hoy no llega hasta tarde. Tiene mucho trabajo y tiene que quedarse en la oficina.¿Por qué? ¿Hay algún problema, Harry?
- Vera Señora Ross...
- Puedes llamarme Katherine, ya te lo he dicho.- Sonrió mi madre.
- Pues hay algo de lo que me gustaría hablarles, Katherine.- Miré atenta hacia él, impaciente y nerviosa por lo que diría.- Bien, ante todo debería saber que su hija no sabe de lo que estoy hablando y que bueno...- Harry tomo un poco de aire antes de proseguir.- Dentro de dos días los chicos y yo tenemos que irnos. Nos han preparado algunas entrevistas en España porque en unos meses comenzaremos el Tour por Europa.
- Qué? - Articulé yo una vez que reaccioné a lo que había dicho. Mi pierna comenzó a temblar. Es algo que siempre me pasa, un impulso nervioso. Harry cogió mi mano intentando tranquilizarme pero mi pierna golpeaba cada vez más  rápido.- ¿Te vas a ir? No entiendo nada.
- April, tengo que irme. Me dedico a esto. A cantar y a viajar. Es mi vida.
Las lágrimas se asomaron a mis ojos pero con fuerza las mantenía en su sitio para que no se me cayeran.
- Katherine sé que lo que le diré a continuación tendrá que hablarlo con su marido. He pensado en que April viniera conmigo.- Comencé a ver algo de luz en este túnel sin salida en el que creí que estaría metida.- Como bien dije, cantar es mi vida. Pero su hija forma parte de ella y no puedo estar sin April y tampoco puedo negarme a ir ya que es mi carrera. Quizás le parecerá una locura, sé que su hija comienza en una semana las clases pero yo podría buscarle una institución buena a la que asistir y así podría venirse conmigo...
- Harry, con todo respeto...- El tono de mi madre no sonaba bien.- ¿Estás escuchando lo que estás diciendo?
- Sí.- Contestó, seguro.
- Pero, ¿en qué demonios estás pensando?
- ¡Mamá! - Exclamé yo al oír la manera en la que le acababa de hablar a mi novio.
- Harry, será mejor que te vayas.- Dijo ella.
- No, él no se va. - Elevé mi tono de voz.
- Sí, esta es mi casa y yo decido.
- April, no pasa nada, yo me voy, mañana hablamos. - Me dio un beso en la mejilla y me susurró que no discutiera con mi madre.

- Se puede saber en que estás pensando, tú? - La fulminé con la mirada.
- ¿Con quién te crees que estás hablando? Yo no soy ninguna amiguita tuya, soy tu madre, te guste o no.
- Y él es mi novio, faltarle el respeto a él, es faltármelo a mi, te guste o no. - Sonó el teléfono y me levanté a congerlo.

Subí a mi habitación a hablar en privado. Era Pam.
- Me voy a España! - Exclamó ella feliz.- Imagina lo perfecto que va a ser todo. Tú, yo y los chicos por Europa. Podremos conocer Italia, París y muchos sitios más que siempre hemos querido y...
-Aún no sé si podré ir, Pam. - La interrumpí
- Seguro que te dejan. Me dejaron a mi. Tú que llevas meses con Harry tienes más posibilidades.- Se la veía tan ilusionada.
- Qué les has dicho a tus padres para que te dejaran?
- Que aprendería mucho más y que cogería mucha más cultura.
- Ah...- No tenía muchas ganas de hablar.- ¿Y lo de la foto? ¿La revista y eso?
- Al principio me sorprendió verme en una foto y me molestó pero en cuanto mis padres me dijeron que me dejaban ir con Niall, fue como si los demás problemas desaparecieran.- Notaba un tono de nerviosismo y felicidad al mismo tiempo en su voz.
- Pam, tengo que colgar, mi padre acaba de llegar a casa.
- Vale, mucha suerte. Ya verás como te dejaran.

Mi padre comenzó a gritar mi nombre. Bajé las escaleras, más lento de lo normal. Quizás por hacerme la "rebelde" ante mis padres, quizás por miedo a lo que me esperaba.
- ¿Qué se supone que pasa? - Preguntó él. Al parecer venía de mal genio.
- Nada. - Mentí.
- Su novio quiere que le acompañe a España. - Mi madre siempre tenía que meter la pata.
- Y que le has dicho Katherine? - Preguntó mi padre sin levantar la vista del plato de comida.
- Si estás pidiendo mi opinión, sin duda, que no vaya.
- Bien, yo opino lo mismo. - Contestó mi padre.
- ¿Por qué? - Pedí una explicación.
- ¿ Te crees que sabes mucho sobre el amor, verdad? Pero April, no tienes ni idea.
- Pero que sabrás de lo que tengo idea o no.- Grité yo irritada.
- April, tu única obligación es estudiar y punto. ¿Te queda claro? - Añadió mi padre.
- Los padres de Pam la dejan ir.
- Pues es una pena que no seamos ellos.- Dijo mi madre.
- ¿ No podéis entender que le quiero?
- Mira April Ross, hoy tuve mucho trabajo y acabo de llegar a casa. Lo último que quiero es que me vengas con tonterías. Al único sitio al que vas a ir es a tu habitación y castigada sin salir una semana.
- ¿Castigada? ¿Por qué? - Volví a gritar yo, llorando.
- Por que lo digo yo.
- ¿Quién os creéis que sois? - Dije yo sin pensar.
- Perdón? - Preguntó mi padre.- Desaparece de mi vista, April Ross.


Los días siguientes me quedé en casa, encerrada en mi habitación. No había comido mucho y no le hablaba a mis padres. Me había sonado muchas veces el móvil pero no atendía. Solo pensaba que Harry se iría y que yo no  podría acompañarle. Alguien tocó el timbre y aunque mi madre me pidió que abriera la puerta, no le hice caso y seguí acostada sobre mi cama. Cerré los ojos intentando no pensar en nada.
Comenzaron a acariciarme las mejillas y a secarme las lagrimas que me caían sobre la cara. Noté la colonia y reconocí el tacto de esa piel.
- ¿Harry? - Abrí los ojos.
- Cariño, ¿estás bien?
- Harry no puedo ir.- Él se acostó s mi lado y me abrazó fuerte.- No puedo ir. Tu te vas y yo no puedo. No puedo ir contigo.- Dije entre sollozos.
- Supuse que no podrías venir porque no respondías a ninguna de mis llamadas ni a las de Pam.- Dijo él en cuanto me tranquilicé un poco.
- ¿Has venido a despedirte, verdad?
- Sí, en cinco horas sale el avión pero tenemos que estar una hora antes en el aeropuerto de Manchester y aún tengo que hacer la maleta ...
- No te enamores de ninguna española.- Intenté sonreír pero mis lágrimas no paraban de manchar su camiseta.
- Tu eres perfecta para mi.- Respondió él, besándome en la frente.
- Y si te llegaras a enamorar de alguna, avísame antes de que me entere por una revista.- Continué bromeando para no pensar en que esa mismo noche se iría.
- April, escúchame, todo, absolutamente todo lo que tiene que ver contigo me gusta. Cada vez que miras hacia otro lado y rehuyes mi mirada porque algo te da vergüenza. Cuando una de tus piernas comienza a temblar porque algo te puso nerviosa. Me encanta verte dormir y despertarme a tu lado. Cada vez que me dices te amo. Y podría seguir diciéndote millones de cosas pero resumiendo April Ross todo de ti, me encanta, me enamora.- Harry se levantó y se puso la chaqueta que había dejado a los pies de la cama. Era el momento. El horrible momento de la despedida.
Me quedé mirándole a unos pocos metros de él.
- Anda ven aquí, mi amor.- Extendió una mano y se la agarré con fuerza.
- Te amo.- Le besé. Fue un beso cariñoso, dulce y, al mismo tiempo, triste. Lleno de melancolía.
- Te amo.- Me susurró ahora él al oído y sin mirar atrás salió de mi habitación.
Me quedé ahí, en medio de mi habitación, quieta. Me dejé caer hasta el suelo y recogiendo mis piernas con los brazos para cubrirme la cara, lloré desconsoladamente.

Escuché que mis padres cerraban la puerta de su cuarto, iban a dormir. En ese momento, y después de unas cuantas horas en el suelo, miré el reloj. Quedaban tres horas para que Harry y el resto se fueran a España. Ante tal pensamiento, reaccioné. Cogí mi mochila,  puse dos camisetas, un pantalón, ropa interior,una manta y un paquete de galletas. Cogí las llaves de casa y salí. Parecía que  todos estaban dormidos, lo que significaba que nadie podría detenerme. Abrí la puerta, intentando hacer el menos ruido posible y respiré libertad. Comencé a caminar. Eran las once de la noche, hacía frío y había mucha niebla, lo cual me impedía ver mucho más allá. Iba andando hacia The Rowley Park cuando noté que alguien se aproximaba detrás de mi. Miré hacia atrás. Era un chico al que no conseguía distinguirle la cara debido a la niebla. Retrocedí unos pasos, tropecé con una rama y caí al suelo. Me levanté lo más rápido que pude pero noté como esa persona se acercaba más a mi. Por un instante los dos nos quedamos inmóviles, tanto como el aire a nuestro alrededor, que prometía lluvia.
De pronto un miedo se apoderó de mi. El chico reduce la distancia dando dos pasos largos. ¿Qué pretende?me pregunto para mis adentros. El corazón me late con fuerza, me recogí el pelo para echar a correr sin que ningún mechón tapara mi escapatoria. Intento dar un paso, pero me tiemblan las piernas. Debo moverme, pero no puedo. Siento un cosquilleo extraño en los dedos, me recorre los brazos y se expande por todo el cuerpo. Una presión horrible me corta la respiración, un enorme peso bajo el que me flanquean las rodillas. Él dio un paso más al frente y pude al fin, reconocer sus rizos.
Las palabras quedan atrapadas dentro de mi. Intento mover los labios pero solo sale un grito ahogado.
- ¡April! - Dijo él abrazándome.- ¿Qué haces aquí? ¿A estás horas y tú sola? ¡Dios mio! Estás helada.- Puso su abrigo sobre mis hombros.
La presión aumentaba y lágrimas, más y más lágrimas caían sobre mi rostro.
- Harry por favor no te vayas, no quiero que te vayas.- Me cogió de la mano y me llevó hasta un banco del parque. Sacó la mochila de mi espalda y me colocó sobre su regazo.
- Se pasará rápido, ya lo verás, pronto estaré de vuelta.- Me dijo.- Pero por favor, en mi ausencia no hagas locuras y ante todo no te escapes de casa, por favor.- Su cara era de preocupación.
- Creí que si mi padres se despertarían y se darían cuenta de que no estoy en casa, por fin comprenderían que te quiero y que lo nuestro va en serio. Saldrían a buscarme y, vale, se enfadarían por haberles asustado, pero lo acabarían entendiendo y luego dejarían que me fuera contigo a España.
- Pero si estabas muy asustada cuando te encontré.
- ¿Y el vuelo? - Pregunté yo creyendo que quizás no iría.
- Sale en dos horas pero volví para despedirme de nuevo.- Sin querer hablar más de ese tema para aprovechar esos poco minutos, puse mi nariz en su cuello y le di pequeños besos hasta llegar a su comisura. Sus labios y los míos estaban a pocos centímetros. Noté las respiraciones de ambos entrecortadas. La culpa en parte la tenía el frío que hacía esa noche. Él entreabrió su boca. Yo hice lo mismo y con un leve empujón de su mano apoyada en mi cintura, nos unimos en un intenso beso. - Cariño, será mejor que volvamos a tu casa. - Dijo interrumpiendo ese momento y provocando que yo volviera a la realidad.
Me acompaño  y de camino hizo bromas acerca de lo que llevaba en la mochila y de "mi intento de fuga". Ya estábamos a pocos pasos de la puerta y ahí, Harry comenzó a cantarme.



- Te voy a echar mucho de menos, Harry.
- Y yo, pequeña.- Dijo con sus ojos llorosos.























4 comentarios:

  1. No me lo puedo creer pero es que me imagino que soy yo y me pongo a llorar tengo un problema muy serio esta muy guay en serio muy chula:)

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    1. Ni que lo digas! Yo, mientras escribía este capítulo estaba toda emocionada, en serio. Muuuchas gracias por leerla y por comentar :) xxx

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  2. no me puedo creer cm los padres de April no la dejaron ir de ser yo no les volveria a ablar en la vida por mucho q sean mis padres :( . Me encanta la novela y cm escribes por favor sube rapido

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    1. Ya... pobre, la verdad es que lo tiene complicado. Además teniendo en cuenta que Pam, su mejor amiga, si que va... Graaaaaaacias por leerla y comentar. Hoy escribo capítulo y lo subo. Me alegra que te guste la novela xx

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